Respira hondo y cuenta hasta 10…

La verdad es que suelo ser una persona bastante impulsiva y muchas veces me convendría respirar hondo y contar hasta 10, 100 o incluso mil antes de lanzar el exabrupto. Gracias a Dios estoy casada con una persona que es mi opuesto en eso y que me proporciona la calma que muchas veces necesito.

¿Qué es lo que me hace saltar como un polvorín? Normalmente se reduce a las injusticias y a la impotencia, el que en la sociedad en que vivimos prima la ley de la selva, el paso del resto, el intentar aprovecharte de los demás,.. En esta sociedad de derecho en la que vivimos cada vez tenemos menos derechos y normalmente terminamos aceptando la situación y con un “las cosas son así, yo solo no voy a poder cambiarlo, ¿ahora te das cuenta? Siempre ha funcionado así…” resumimos nuestra actitud frente a la vida. Se nos olvida que el desierto está hecho de minúsculos granos de arena. Si cada uno de nosotros defendiera sus derechos otro gallo cantaría, pero esta es la sociedad en la que nos ha tocado vivir, como veis muchas veces soy la primera que caigo en el tópico.

El hecho de empezar este blog es para usarlo un poco como cajón de sastre de todos aquellos pensamientos que me asaltan a lo largo del día y con los que construyo mis propias historias pero que al final no comparto con nadie. Si me veis por la calle hablando sola, no es que este loca, estoy manteniendo una conversación muy interesante conmigo misma.

Intentaré ser positiva y no volcar sólo aquellos pensamientos negativos que me surgen cuando se enciende mi genio, ese genio que ha heredado mi hijo y que por una parte me encanta y por otro sé que me va a suponer muchos enfrentamientos con él cuando crezca. Ojalá herede también la paciencia del padre.